Biden podría enfrentarse a una «división verde” tras ganar las elecciones de EE.UU.

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La victoria del demócrata Joe Biden viene con la promesa de que EE.UU. volverá a formar parte del acuerdo climático de París, lo que prometió hacer en su primer día en el cargo. Sin embargo, esto podría ampliar la división no solo entre los insatisfechos electores que votaron por Donald Trump que quieren proteger los empleos tradicionales en la industria del petróleo y el gas, sino también entre los progresistas de su propio partido que presionan por un Green New Deal. Fuente: France24, 12 de noviembre de 2020.


Mientras el recuento de votos de una de las elecciones presidenciales más duramente disputadas de Estados Unidos continuaba, el país se convirtió en el primero en retirarse del acuerdo internacional sobre el cambio climático de las Naciones Unidas conocido como el Acuerdo de París.

Joe Biden criticó la medida y prometió hacer del clima una prioridad.

«Hoy, la Administración Trump abandonó oficialmente el Acuerdo del Clima de París. Y en exactamente 77 días, una Administración Biden se volverá a incorporar a él», tuiteó Biden, quien tomará el juramento presidencial el 20 de enero.

Tras ganar la carrera presidencial, Biden podrá firmar un decreto para volver al pacto, sumándose así a los otros 187 países que ya han firmado el acuerdo. La victoria de Biden es determinante en materia de la política internacional sobre el cambio climático, en particular porque Estados Unidos es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, después de China.

Biden, por su parte, también propuso un plan de 1,7 billones de dólares que se centra en energía limpia, empleos verdes, y que tiene como objetivo que el sector eléctrico sea libre de carbono para el 2035 y un neto de cero emisiones de carbono para el 2050. El plan desvía el rumbo del país de la trayectoria de Trump, quien ha respaldado firmemente la industria de los combustibles fósiles, ha dado más fuerza a las teorías defendidas por aquellos que niegan el cambio climático y ha reducido las protecciones ambientales.

Hay millones de estadounidenses que rechazan esta regresión, están comprometidos con la justicia climática y están exigiendo que EE.UU. mantenga los objetivos de París»
La firma del Acuerdo de París también podría ayudar a dirigir la conversación mundial sobre el cambio climático y reafirmar el papel de EE.UU. como líder mundial.

May Boeve, directora ejecutiva de la organización ecologista internacional 350.org, con sede en California, dijo en una entrevista para ‘USA Today’ que la falta de liderazgo de Estados Unidos en materia de clima a largo plazo pone en peligro otras áreas de cooperación mundial, como el comercio y los derechos humanos.

«Sea cual sea el resultado final de las elecciones, cuenten con Estados Unidos», declaró. «Hay millones de estadounidenses que rechazan esta regresión, están comprometidos con la justicia climática y están exigiendo que EE.UU. mantenga los objetivos de París y vaya más allá».

Pero llegar allí tendrá sus desafíos.

Estados Unidos no solo tendrá que restablecer su posición internacional en materia de cambio climático, sino que posiblemente será aún más difícil para Biden luchar con los progresistas disidentes y los activistas del cambio climático que quieren hacer más y rápido.

La postura de Biden sobre el clima no atrajo mucho a los progresistas de la izquierda, quienes prefirieron apoyar al senador de Vermont, Bernie Sanders.

El Movimiento Sunrise, liderado por jóvenes activistas climáticos, que estuvieron detrás del Green New Deal y que obtuvieron el apoyo de la representante en el Congreso Alexandria Ocasio-Cortez y otros demócratas, reprobaron a Biden por su plan climático y dijeron que lo harían rendir cuentas mediante la realización de una «campaña de varios meses» para hacer del cambio climático una prioridad.

¿Falta de credibilidad en casa?

La vanguardia de los partidarios del Green New Deal está impulsada por una generación de votantes primerizos (como el movimiento Sunrise, decidido a impulsar una reforma más radical) que quieren una rápida descarbonización y la prohibición de la producción de petróleo y gas. Estos han criticado al exvicepresidente Biden por el déficit de detalles de las políticas para abordar el cambio climático.

Desde el centro del partido, donde Biden unió su apoyo, los demócratas han estado tratando tanto de apaciguar las voces que exigen un despliegue urgente de reformas como de no despertar la alarma sobre el empleo, al abogar por cambios que podrían perturbar la industria del petróleo y el gas del país.

En uno de los debates televisados con Trump, el exvicepresidente dijo que estaba a favor de una «transición» de la industria petrolera a favor de las energías renovables, pero luego aclaró su afirmación diciendo que impediría que los fondos gubernamentales fluyeran hacia la industria petrolera.

«No vamos a deshacernos de los combustibles fósiles. Vamos a deshacernos de los subsidios a los combustibles fósiles», declaró.

Sin duda, Biden tendrá que comprometerse a proporcionar un estímulo económico masivo y a crear puestos de trabajo en las industrias renovables. Sin embargo, podría verse frenado por un Congreso que no esté dispuesto a apoyar una reforma importante que podría afectar a la industria del petróleo y el gas en un momento en que la economía ya está siendo golpeada por la pandemia Covid-19.

Estados Unidos se ha convertido en el mayor productor de petróleo y gas del mundo y, según trasciende, la industria emplea hasta 10 millones de estadounidenses.

Dean Baker, del Centro de Investigación Económica y Política con sede en Washington DC, dijo en una entrevista con France 24 que creía que Biden, y no Trump, tenía un camino más claro hacia la recuperación económica.

«Tener un Green New Deal y promover la energía limpia… satisfaría las necesidades reales de grandes segmentos de la población y proporcionaría un camino claro para la recuperación».

Avivando las llamas de la rivalidad económica

Durante su presidencia, Trump avivó las llamas de la rivalidad económica en una ardiente guerra comercial que se centró en las acusaciones del presidente de que China «se aprovechó» de Estados Unidos en el ámbito comercial, culpando a China de quitarles a los estadounidenses empleos en el sector de la fabricación y la tecnología.

Es una narrativa que siguió resonando entre los estadounidenses preocupados por la pérdida de empleos y se reflejó en las tendencias de la votación en estas elecciones. Muchos de los votantes económicamente marginados y de la clase trabajadora tradicional de la nación no respaldaron a Biden en cantidades suficientes para lograr lo que los expertos denominaron la «ola azul», una barrida demócrata.

Pero avivar los temores de la pérdida de empleos causada por la transición hacia las energías más verdes era un discurso que iba en contra de la realidad económica bajo el mandato de Trump. A pesar de los esfuerzos del presidente por revivir la industria del carbón, se retiró más capacidad bajo su presidencia que durante el segundo mandato del expresidente Barack Obama, mientras que la energía renovable alcanzó niveles récord de producción y consumo en 2019.

Explosión del fracking

Biden aún no ha revelado los detalles de cómo sería una política de cambio climático que incluya una transición a las energías renovables. Apoya el gas natural, impulsado por la fracturación hidráulica o «fracking», que representa el 35 por ciento de la producción de energía de EE.UU., a pesar de la fuerte oposición de los activistas del cambio climático. Biden ha defendido su apoyo al combustible como un «puente» hacia las energías renovables y dijo que no prohibirá el fracking.

Según Baker, Estados Unidos ha visto «una explosión del fracking en gran parte del país, especialmente en Pensilvania», y añadió que «para bien o para mal» también fue la política de la administración Obama.

«También apoyaron el fracking. La diferencia es que Biden y Obama querían alguna regulación de eso, mientras que Trump dijo, ‘hagan lo que quieran’», afirmó Baker a France 24.

Aunque cuando llegue el momento de cruzar el puente para alejarse del fracking, Biden tendrá que construir la confianza con otros aliados internacionales, incluyendo China. Estados Unidos depende de China para obtener minerales, algunos de los cuales son esenciales para las energías renovables como la solar y la eólica.

«No podemos simplemente presionarlos (a China)», dijo Baker. «Tenemos que averiguar si quieren relaciones serias con China, cuáles son las cuestiones clave por las que deberíamos estar molestos y tendremos que hacer concesiones. No he visto ninguna evidencia de lo que Trump quiere hacer excepto pelear. Y no podemos hacer eso con China», afirmó.

Si Estados Unidos firma una vez más el Pacto de París, tendrá que ponerse al nivel de otras naciones que ya han prometido y comenzado a reducir las emisiones y avanzar hacia la neutralidad de carbono.

Corea del Sur y Japón, Gran Bretaña y la Unión Europea forman parte de una «creciente coalición de naciones comprometidas a lograr la neutralidad del carbono para el 2050», dijo el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, señalando señales de progreso en una entrevista con AFP.

China también anunció que fijará sus propios objetivos cero neto.

En una entrevista con ‘The New York Times’, Todd Stern, quien trabajó como enviado para el cambio climático bajo el mandato de Obama, dijo que Estados Unidos tendría que priorizar primero la acción sobre el cambio climático en el ámbito nacional. «Tenemos que demostrar que esto es realmente una prioridad muy alta y que el nuevo presidente avanza a toda velocidad», dijo.

Independientemente de los avances que su Administración pueda hacer en la cooperación mundial para el medio ambiente, Biden se enfrentará a una dura batalla para impulsar las reformas sobre el cambio climático en su país. Los republicanos parecen dispuestos a mantener el control del Senado, y, por lo tanto, la acción sobre el cambio climático sigue en sus manos.

 

 

 


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Etiquetas: Biden cambio climatico eeuu Fracking