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Una cantidad más baja de radiación ultravioleta no contrarrestará los efectos a largo plazo del calentamiento global, pero sí incidiría...


Una cantidad más baja de radiación ultravioleta no contrarrestará los efectos a largo plazo del calentamiento global, pero sí incidiría en las lluvias y heladas.

Los niveles mínimos de actividad solar que se prevén para los próximos años podrían afectar las temperaturas del invierno en el norte de Eurasia y el este de los Estados Unidos.

Así lo asegura un estudio liderado por la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y que publicó ayer Nature Communications.

La actividad solar, que determina la cantidad de radiación ultravioleta (UV) que llega a la Tierra, varía con el tiempo.

Hasta hace poco, el Sol se encontraba en medio de un período de actividad relativamente alta, lo que se conoce como un gran máximo solar.

Sin embargo, hay evidencia de que este nivel máximo de actividad podría estar llegando a su fin.

Los mínimos de actividad solar han coincidido con inviernos severos en el pasado en el Reino Unido y Europa. De hecho, entre 1647 y 1715 el río Támesis se congeló. Este período se conoce entre los científicos como Mínimo de Maunder, o pequeña edad de hielo.

Ahora, previsiones estadísticas indican una probabilidad de 15 a 20% de un retorno a un mínimo similar al de Maunder dentro de los próximos 40 años.

Y aunque se piensa que el efecto sobre la temperatura global no será suficiente para revertir la tendencia de calentamiento global, sí puede tener efectos regionales importantes.

Es así como los futuros inviernos en el norte de Eurasia y el este de Estados Unidos podrían experimentar caídas de temperatura de hasta 0,75 °C, según el modelo desarrollado por los investigadores.

Los resultados sugieren también un desplazamiento de las lluvias de invierno hacia el sur de Europa y un aumento en el número de días de heladas en el norte de Europa y el sureste de Estados Unidos.

Mínimo de Maunder

Entre 1645 y 1715 las manchas solares casi desaparecieron del Sol, según indicaron observaciones astronómicas. Este período es conocido como Mínimo de Maunder, en recuerdo del astrónomo Edward Maunder, quien descubrió el fenómeno en 1893 tras revisar archivos históricos.

Fuente: El Mercurio 24 junio 2015.


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