Las lecciones para Chile de la lucha contra la sequía en California

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El estado norteamericano enfrenta desde hace cuatro años la mayor sequía de su historia, por lo que en marzo de 2014 se declaró estado de emergencia, tomando medidas que han llegado a restringir el consumo de los hogares en 25%.

Mejorar la información y optimizar el uso del agua y su gestión, además de incorporar tecnología y realizar cambios legislativos, son parte de las acciones de mediano y largo plazo que están llevando a cabo. Algunas de ellas también se están impulsando en Chile y otras sirven como modelo ante un escenario de creciente escasez.

El anuncio del gobernador Jerry Brown el pasado 1 de abril de que se imponían, por primera vez en la historia de California, restricciones en el consumo de agua para los residentes, con la meta de reducirlo en 25% en las ciudades, entre otras medidas, puso en alerta al mundo entero sobre la gravedad de la sequía que enfrenta ese estado norteamericano. Si bien la agricultura representa no más del 5% de la economía de ese estado, produce cerca del 25% de los alimentos del país.

Dado que el clima y la producción agrícola de California son similares a los de Chile, en frutas y en vino, de lo que ocurre en esa zona se pueden obtener ejemplos para el país, y es lo que ha motivado que especialistas y autoridades chilenas hayan viajado a observar cómo están enfrentando la situación.

Si bien la sequía del estado norteamericano lleva ya cuatro años, lo que provocó que en marzo de 2014 se declarara estado de emergencia, para algunos la decisión de la autoridad de restringir el consumo urbano es vista como un golpe mediático más que de fondo, ya que las ciudades consumen menos del 20% del agua, frente al 80% que demanda la agricultura.

Pero Brown justifica sus acciones por la gravedad de la situación.

“Esta sequía requiere de acciones sin precedentes”, señaló en su discurso del 1 de abril desde las montañas de la Sierra Nevada, donde normalmente hay 1,5 metros de nieve y en ese momento solo se veía pasto seco. Desde allí advirtió que “la idea del tierno pasto verde recibiendo mucha agua todos los días va a pasar a ser algo del pasado”.

Más allá de las medidas centradas en el consumo urbano -se está instalando pasto sintético o pintando el que está seco con spray verde, se prohíbe el uso de fuentes de agua que no tengan sistemas de recirculación y no se sirve un vaso de agua en los restaurantes, a menos que el cliente lo pida-, las iniciativas propuestas también abarcan el ámbito legislativo, con la creación de nuevas leyes destinadas a regular el uso de las aguas subterráneas, ya que hasta el año pasado California era el único estado norteamericano que no contaba con una legislación en ese ámbito.

Por otra parte, las acciones apuntan a mejorar la gestión del recurso mediante la promoción de la instalación de sistemas de riego más eficientes en la agricultura y de sistemas de captura de aguas, junto con la incorporación de tecnología de medición del uso de las aguas superficiales, como caudalímetros, telemetría y herramientas de agricultura de precisión.

El estado también ha determinado como un punto importante que las agencias públicas relacionadas con la aprobación de proyectos de infraestructura hídrica les den mayor celeridad a esos procesos, pero no solo con buenas intenciones, sino que con plazos: las agencias deben reportar a la oficina del gobernador qué ocurre con los proyectos que permanecen pendientes por más de 90 días.

En ese sentido, la urgencia que California le ha dado a cómo enfrentar la sequía y generar soluciones -que también considera la educación y toma de conciencia frente al tema a través de campañas radiales, avisos en las calles e iniciativas online, entre otras cosas- es una de las diferencias que los expertos ven con Chile.

Ellos coinciden en que las medidas ante un escenario de escasez son similares en las distintas experiencias mundiales, como Australia, España o Israel, pero advierten que su éxito depende de la forma en que se implementen y los énfasis que se den a nivel político, temas en los cuales quedan lecciones por aprender.

De todas formas, hay chilenos que están viajando a aprender y, también, a hacer negocios.

Determinación y rapidez

Motivados por el cambio de mentalidad que advierten en los agricultores californianos, cada vez más interesados por implementar sistemas sofisticados de riego y tecnología, los socios chilenos de la empresa Wiseconn -enfocada en el desarrollo de sistemas de monitoreo en tiempo real para el control del agua- decidieron abrir una oficina en Fresno el año pasado.

El director ejecutivo de Wiseconn USA, Guillermo Valenzuela, comenta que lo que más le llama la atención es cómo los productores buscan soluciones.

“Los cambios se hacen mucho más rápido que en Chile. Tienen una mentalidad con la que detectan un problema, encuentran la solución, y todos la empiezan a implementar. Eso es algo que podríamos aprender de ellos, más allá de las medidas específicas, en las que Chile no está mal”, plantea.

Contrario a lo que se podría pensar, asegura que hasta ahora los californianos estaban mucho más atrasados en materia de riego, con sistemas ineficientes -se estima que la mitad de la superficie de frutales aun se riega por inundación- y poca incorporación de tecnología, algo que a juicio de Valenzuela se explica en parte porque la edad promedio de los agricultores es de 58 años.

“Recién están comenzando a implementar sensores de humedad y sistemas de telemetría. Todavía les falta mucho por desarrollar en eso, porque están regando suelos distintos de la misma manera y pierden mucha agua. Sin embargo, está surgiendo una industria de la tecnología y eficiencia en el riego que era impensable antes de la sequía”, comenta.

Otro aspecto que le ha impresionado es el trabajo a nivel comunicacional y de información que han llevado a cabo las autoridades, a través de letreros en las calles, mensajes de radio e información online dando cuenta del estado de la sequía en tiempo real: “Logran generar una preocupación social sobre el tema y no olvidan las lecciones. Son capaces de generar conceptos para la gente, como decir que ‘un pasto café es un pasto responsable”‘.

Coincide con ese aspecto el abogado especialista en recursos hídricos Matías Desmadryl, ex director de la Dirección General de Aguas (DGA) del Ministerio de Obras Públicas, quien cree que una forma de generar conciencia del problema es educando a la comunidad y generando incentivos concretos para el ahorro de agua, algo que está pendiente en Chile.

“Aquí nadie sabe cuánta agua gasta al lavarse los dientes o cuánto permiten ahorrar los sistemas sanitarios de eficiencia de agua, porque si todo esto no se traduce en que tu cuenta puede bajar o subir muchísimo, es difícil que se adopten las medidas”, asegura, y añade que es importante que en Santiago, por ejemplo, la gente sepa que más del 70% del agua que consumen proviene del río Maipo y que entiendan la interacción que hay con otros sectores, como la agricultura, para analizar la incidencia de cada uno en su correcto uso.

Ahorrar hasta 22% del consumo en el agro

Uno de los temas centrales entre las iniciativas que se han tomado para enfrentar la sequía en California es cómo gestionar mejor el uso del agua, para evitar su sobreexplotación y asegurar la sostenibilidad de los ríos y acuíferos a futuro.

De hecho, algunos informes sostienen que, pese a la disminución de las precipitaciones y de nieve en los últimos cuatro años, el estado aún dispondría de agua suficiente si es que se utilizara correctamente.

Por ejemplo, el Pacific Institute de Oackland -una de las organizaciones sin fines de lucro líderes a nivel mundial en la investigación del agua- sostiene que solo en la agricultura es posible ahorrar hasta 22% del consumo actual a través de la mejora de las tecnologías de riego, lo que sería suficiente para llenar dos veces la segunda mayor reserva de agua de California, el lago Oroville.

En ese sentido, las medidas anunciadas por el gobernador en abril de este año parecieran ir en la dirección correcta, al considerar como prioritaria la necesidad de incrementar los estándares de eficiencia en el uso del agua mediante la reutilización, la implementación de sistemas modernos de riego y de acumulación de aguas lluvia, iniciativas que también están enunciadas en Chile, como parte de la política nacional para los recursos hídricos entregada a la Presidenta Bachelet a comienzos de este año.

Sin embargo, el plan californiano pretende ir más allá y se está estudiando la opción de que los agrónomos que actualmente tienen que dar una autorización por escrito a los productores para la compra de agroquímicos -como una “receta médica”-, puedan certificar que ellos están realizando un uso eficiente del agua, bajo ciertos estándares o requisitos básicos.

En Chile en esta materia no existe nada similar y, al menos hasta ahora, no se contempla en ningún plan estratégico ni en la política hídrica.

Descubrir cuánta agua hay

En el ámbito legislativo, uno de los aspectos llamativos de los californianos es la regulación que establecieron a fines del año pasado para las aguas subterráneas, ya que era el único estado de la zona oeste norteamericana donde existía ese vacío legal, aun cuando se estima que aportan un tercio del agua que se ocupa en el estado.

Es uno de los pocos aspectos que atañe derechamente a los agricultores, a los que hasta ahora -salvo el cierre puntual de canales en la última temporada y la decisión de autolimitar el consumo por parte de algunos grupos de productores- no se les ha tocado con medidas de restricción, lo que en parte se explicaría por la falta de información respecto de cuánta agua utilizan realmente.

La nueva legislación establece plazos claros. Como meta para 2017 prevé tener constituidas agencias locales para el manejo de las aguas subterráneas y, para 2020, contar con planes de sustentabilidad para los acuíferos que estén sobreexplotados. A eso se sumarán en 2022 planes para el resto de los acuíferos, con el objetivo de que en 2040 todos los sistemas subterráneos vuelvan a ser sostenibles. También se establece que el estado podrá intervenir cuando las agencias no logren adoptar los planes en los plazos establecidos.

Para eso también comenzarán a exigir que los productores presenten un plan de manejo del agua a contar del próximo año, donde especifiquen el volumen que utilizan tanto de aguas superficiales como subterráneas, lo que implicará la instalación de medidores en las bocatomas y pozos, entre otras medidas, algo que desde 2010 se está exigiendo en Chile.

“En Chile está establecida la obligación de instalar un sistema de control de extracción, un medidor, entre quienes tienen pozos. Es algo que se está implementando y que se tiene que fiscalizar, porque esa información es básica para generar la información correcta que permita tomar las mejores decisiones”, sostiene Matías Desmadryl, quien cree que una buena opción sería aumentar la dotación de funcionarios de la DGA que deben supervisar esas instalaciones.

En el país tampoco está claro cuánta agua subterránea hay y, respecto de los derechos, recién en 2010 se implementó un sistema para conocer cuántos derechos de aprovechamiento de agua hay efectivamente otorgados, tras lo cual actualmente se estiman en torno a 300 mil, aunque la recolección de esa información es un proceso que debe seguir desarrollándose.

Mirar a largo plazo

Uno de los aspectos que más valora Guillermo Valenzuela de los californianos es que, pese a las distintas autoridades que tienen que ver con las decisiones públicas -a nivel federal, estatal, de condados y agencias particulares- las acciones se concretan rápidamente, algo que considera como gran diferencia con Chile.

“Todos apuntan a un mismo objetivo, se preocupan de juntarse poco, pero de alinearse y organizarse, y tratan de comunicarse entre ellos… En cambio, en Chile tienes al Ministerio de Agricultura instalando telemetría en los canales, pero al mismo tiempo la DGA no tiene acceso a esos datos, ni siquiera se coordinan entre ellos”, critica.

Ese problema es uno de los diagnósticos que realizó el Banco Mundial sobre la situación del agua en Chile, al identificar que existen más de 40 instituciones relacionadas en algún grado con el recurso en el sector público, y que derivó en la propuesta de la creación de un proyecto de ley para formar una subsecretaría del agua, alojada en el MOP, iniciativa que fue presentada en la Cuenta Pública de este año, sin más detalles.

El delegado presidencial para los recursos hídricos, Reinaldo Ruiz, agrega que se debe considerar la creación de un centro de excelencia que reúna a las universidades y centros de investigación que estudian el agua en distintas regiones, para generar información científica al respecto. “Esa institución debe tener autonomía para emitir informes y elaborar estudios orientados a la aplicación de políticas públicas, su diseño e implementación, y que coordine a los distintos centros a lo largo de Chile”, precisa.

Sin embargo, Matías Desmadryl cree que una subsecretaría no es lo óptimo, ya que quien esté a la cabeza del organismo será una autoridad política y no técnica, como se requeriría para diseñar políticas de largo plazo.

“Aquí debiese haber una figura más técnica, porque la gestión del agua tiene que ver con décadas de implementación de medidas y no puede quedar sujeta al gobierno de turno. Se debería pensar en una agencia más autónoma, como un Banco Central del agua o superintendencia que supere el tema político”, plantea, frente a un proyecto que todavía debe discutirse en el Congreso y que generará nuevas directrices para la institucionalidad del agua en Chile.

personas están siendo afectadas por la sequía en California.

80% del agua en ese estado la consume la agricultura. En Chile, se estima que es el 76%.

17.100 puestos de trabajo agrícolas se perdieron en 2014 debido a la sequía, de acuerdo con un análisis de UC Davis.

US$ 2.200 millones es el costo total que tuvo la sequía el año pasado en California, de los cuales US$ 1.500 millones representaron un costo directo para la agricultura.

US$ 800
millones disminuyeron en 2014 los ingresos de los agricultores del Valle Central, la zona más afectada. Para los productores de frutas y frutos secos la merma fue de US$ 278 millones.

7.400 millones de metros cúbicos más de lo que pueden proveer en forma sustentable los ríos y acuíferos californianos se usan al año, según un estudio de Pacific Institute.

17.000 millones de metros cúbicos de agua se podrían economizar al año en ese estado si se aplican correctamente medidas de ahorro y eficiencia en el agro y las zonas urbanas.

¿Oportunidades para la fruta chilena?

La sequía y consecuente caída en la producción de algunas frutas en California ha llevado a que algunos piensen en nuevas oportunidades de negocio para la producción chilena, especialmente de cítricos, uvas y berries, con la idea de elevar las 700 mil toneladas de frutas que se exportaron a Estados Unidos en la temporada 2013-2014, lo que correspondió al 32% de los envíos de fruta nacionales.

Sin embargo, el déficit hídrico que enfrenta ese estado no representaría una oportunidad de negocio para Chile. El director ejecutivo de la consultora Utilitas, Rodrigo Manasevich, explica que, como el país es un proveedor principalmente de contraestación para los norteamericanos, es difícil que con esta situación se abran nuevas opciones de negocio.

“Antes que nosotros están los mexicanos, que abastecen a Estados Unidos en la misma época y no tienen sequía. Además, Chile tampoco cuenta con variedades tardías y capaces de aguantar 60 o 90 días”, explica.

Fuente: El Mercurio 08 de junio 2015.


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