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El cambio climático ha comenzado a afectar fuertemente al país. Lo que se pensó en un momento podía ser una sequía estacional y que pronto volverían las condiciones de precipitaciones normales, no es tal, y los especialistas aseguran que esta cantidad de lluvia se mantendrá y por lo mismo el país comenzará a cambiar de norte a sur. Hoy, dos de cada tres comunas del país se encuentra en estado de emergencia debido a la escasez hídrica. «Si nos quedamos sin agua todo lo demás se va a las pailas”, afirma Nicolás Franck director del Centro de Estudios de Zonas Áridas de la Universidad de Chile.

En el extremo norte de Chile el desierto de Atacama avanza cada vez más y regiones como Coquimbo ya se está desertificando. En el sur, el recuerdo de años donde podía llover sin parar han quedado en el olvido. Tanto así, que las precipitaciones entre La Araucanía y Los Lagos promedian un 92% de déficit durante los primeros meses de este 2015 en comparación al promedio con años “normales”. Pero lo que se consideraba normal ha cambiado. Todo producto del cambio climático.

“No estamos frente a una sequía que se va a superar, sino que es una tendencia y los modelos predicen que va a continuar”, dice el director del Centro de Estudios de Zonas Áridas (Ceza) de la Universidad de Chile, Nicolás Franck.

El climatólogo de la Dirección Meteorológica de Chile, Luis Salazar, detalla que “ya en la década de los 90 la Organización Mundial de Meteorología advertía del cambio climático en el planeta, el cual se estaba dando producto de las emisiones de gases de efecto invernadero”.

La situación es crítica ya que desde 1950 la emisión de estos gases de ha cuadruplicado, y pese a los intentos de los diferentes organismos internacionales, como la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la que se realiza todos los años, la situación si bien puede mejorar, está lejos de entregar acciones que mitiguen los daños que se han producido en el planeta. El director del Ceza sostiene que la condición actual del país “es algo que está pronosticado por el panel intergubernamental de Cambio Climático de las Naciones Unidas. El cambio climático en Chile tendrá consecuencias que ya se pueden apreciar, las precipitaciones se están reduciendo”.

Vida diaria en el Pueblo de Caimanes

Salazar asegura que los cambios climáticos en el país se reflejan en “la ausencia de precipitaciones o escasez de éstas. También producen un déficit que va entre un 50 y 70% en las aguas superficiales y subterráneas. El cambio climático además produce olas de calor por sobre lo normal y aumenta la presencia de fenómenos liberadores de energía en corto tiempo como las tormentas eléctricas y chubascos intensos”. El mayor problema hasta el momento es que los efectos se la sequía se están observando de norte a sur y hace poco el Estado tomó la determinación de establecer medidas para mejorar esto.

El secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Riego (CNR), Patricio Grez afirma que “el escenario de sequía y los efectos del cambio climático, nos han mostrado lo atrasados que estamos en infraestructura de acumulación y conducción”.

Hoy el ministro de Agricultura, Carlos Furche, detalló que dos de cada tres comunas del país se encuentra en estado de emergencia debido a la escasez hídrica. “Hay 191 comunas en situación de emergencia agrícola. Desde la región de Atacama hasta Los Lagos”, detalló el titular de Agricultura. Y si bien afecta fuertemente a la ganadería y a la agricultura, también llega a miles de personas. La situación se ha vuelto crítica en algunas localidades del país, tanto así que la Comisión Especial de Recursos Hídricos del Senado, asegura que 600 mil personas sobreviven gracias a los camiones aljibes. De hecho, durante este verano localidades sureñas como Chiloé, Puerto Montt y Puerto Varas, han debido repartir agua en bidones en lanchas a los sectores más apartados.

Escasez en el agua disponible para consumo humano, el impacto que el cambio climático genera en la agricultura y ganadería del país y el aumento explosivo en el número de incendios forestales son algunas de las graves y urgentes consecuencias que se están viviendo actualmente en el país.

El aumento en los incendios forestales

Si antes la Corporación Nacional Forestal (Conaf) trabajaba principalmente entre los meses de diciembre a marzo, hoy la situación ha cambiado radicalmente y deben estar atentos todo el año ya que muchos de los incendios también aparecen en los meses de invierno. De hecho, en estos momentos, hay 28 incendios que afectan a todo el país. Según las cifras que maneja Conaf 4.279 incendios han afectado al país durante el periodo 2014-2015, lo que se traduce en una superficie afectada de 90.120 hectáreas, lo que corresponde a más de la extensión de todo lo que se conoce como el Gran Santiago (867,75 km2).

“En comparación al año pasado, ahora hay medio grado más de temperatura y la mínima es un grado más alto. Eso ha llevado a la Conaf a reformular el sistema de prevención y combate de incendios forestales”, dijo el gerente de Manejo de Fuego de Conaf, Sergio Mendoza.

Además, debido a la sequía hay miles de árboles que están muertos en pié y que son altamente combustibles por lo que a la mínima provocación se encienden fácilmente y pueden abarcar cientos de hectáreas, lo que produce que sea más difícil su control.

Otro efecto que se ha visto bastante seguido últimamente y que hace años no era común, son los incendios que se producen por una tormenta seca. La caída de un rayo en un árbol seco comienza un incendio y al estar rodeado de plantas con estrés hídrico su combustión es más rápida, lo que lleva a que la situación se vuelve difícil de controlar, tal como está sucediendo con la Reserva China Muerta y el Parque Nacional Conguillío donde ya se han consumido más de 3 mil hectáreas.

La sequía llega al sur

La situación es preocupante. En el sur del país las lluvias no han estado presentes y de hecho ha sido uno de los veranos más secos de las últimas décadas. La Dirección Meteorológica de Chile detalla que La Araucanía presenta un déficit de lluvias de 98%, le sigue Los Ríos con 92% y Los Lagos con 87%, lo que confirma que ha sido uno de los veranos más calurosos y secos de los últimos 50 años.

Los promedios de lluvia normal para esta zona corresponde a 40,2 milímetros en enero, 38,1 en febrero y 44 milímetros en marzo, pero este año las cifras están lejos del promedio. Enero fue el peor mes, de hecho no llovió. En febrero la cifra llegó sólo a 0,3 mm y durante la primera quincena de marzo van 1,8 mm. La situación es complicada ya que la falta de agua no sólo afecta a la agricultura que ha tenido que lidiar con la pérdida de cientos de hectáreas, sino que también la ganadería ha comenzado a dañarse.

Si bien algunos pequeños ganaderos han optado por vender sus animales debido a que no tienen agua ni alimento necesario, estos se comercializan a un menor precio, por lo que la mayoría espera hasta tenerlos en óptimas condiciones para comercializarlos.

La falta de precipitaciones en La Araucanía, Los Lagos y Los Ríos ha obligado a utilizar el forraje reservado para el inverno. Pero muchos ganaderos al no tener ni siquiera alimento de reserva, dejan a la suerte a los animales quienes se ven enfrentados a luchar por su vida y alimentarse con lo que puedan conseguir. Esto ha llevado a que algunas cabezas de ganado mueran.

Debido a esta situación, el Ejecutivo determinó la primera semana de marzo decretar situación de Emergencia agrícola en 32 comunas de la Región de la Araucanía y 12 de Los Ríos. Además, se informó este fin de semana que 70 comunas más del país de la Región Metropolitana, del Biobío y Los Lagos se sumaron a esta situación. Todo ello, afectando a la producción lechera del país.

“Se tienen que morir las vacas en el sur y secar los embalses para que el Estado reaccione, ojalá hubieran reaccionado antes”, asegura el director del Centro de Estudios de Zonas Áridas de las Universidad de Chile.

El Gerente de la Asociación Gremial de Productores de Leche de Osorno (Aproleche), Michel Junod, asegura que “va a faltar forraje para el resto del año, los animales no están siendo bien alimentados y esto está llevando a que las condiciones fisiológicas vayan cambiando en los animales”. Esta situación ha llevado a que los agricultores vendan sus animales y por lo tanto exista una mayor abundancia de productos ganaderos por lo que el precio disminuye. Además, la calidad de los lácteos, debido a los cambios en el agua y el alimento que consumen las vacas, no estaría cumpliendo con las exigencias mínimas -sobre todo en la pequeña ganadería- por lo que no todos los agricultores la pueden comercializar y en algunos casos han tenido que botar cientos de galones. Esto se traduce en que los precios de los alimentos de ganado y los vegetales aumenten de precio, y esta alza se hará presente en los próximos meses.

El desierto llega hasta Coquimbo y sus efectos en la agricultura

Hiper aridez, desertificación o aridización de la Región de Coquimbo. El último informe del centro de Estudios Avanzados de Zonas Áridas (Ceaza) sugiere que se llame de esta manera a la escasez hídrica que vive una de las zonas más afectas por la falta de lluvias. “Denominar sequía a la situación que está enfrentando la IV Región es no comprender el real problema que se vive en la zona”.

“La tendencia general es a una aridización en Coquimbo y es un fenómeno estructural, no estamos frente a una sequía que se va a superar, sino que es una tendencia y los modelos predicen que va a continuar”, asegura Nicolás Franck. Según diferentes estudios, el desierto de Atacama avanzará cada vez más hacia el sur e irán disminuyendo las precipitaciones “esto traerá profundos cambios en la vegetación y también cambios en la actividad agrícola”, asegura Franck.

El informe “La Desertificación en Chile” de la Unidad de Diagnóstico Parlamentario de la Cámara de Diputados, asegura que de aquí a 2030 “la IV región estaría incluida en el desierto de Atacama , y en el mas pesimista, avanzaría a porciones significativas de la V Región”.

“(El desierto) está avanzando a una velocidad de 0,4 km por año, es decir, un poco más de un metro cada día, y de continuar a ese ritmo, hacia el año 2040, el desierto que vemos en el norte va a estar llegando a la capital”, dijo el ex presidente Sebastián Piñera en acto del Día Mundial de la Desertificación y la Sequía en junio de 2013.

Si en el sur la situación era compleja, en Coquimbo simplemente es inviable. Los productores de cabras están con problemas desde hace años porque prácticamente no hay praderas para alimentar a los caprinos.

Con respecto a la producción de fruta la situación tampoco es positiva ya que en el valle del Limarí “están abandonando campos completos, al igual que en Cabildo y Petorca debido al déficit hídrico”, dijo Franck. Los productores de paltas son los más complicados ya que “los agricultores están cortando las plantas a ras con el fin de que los troncos dejen de transpirar y están esperando que puedan sobrevivir para cuando estén en condiciones de volver a regarlos”, asegura el director del Ceza. Esto se traduce en una fuerte alza en el precio de las paltas, ya que cada vez hay menos hectáreas de este fruto.

El retraso en las soluciones

Son estas las razones que han llevado al Gobierno ha establecer nuevas medidas, de hecho, se destinarán $46.000 millones para los agricultores que postulen proyectos de obras menores de tecnificación y obras civiles, con los cuales se podrá hacer un uso más eficiente del recurso hídrico. Además, se dispondrá de $15.000 millones para concursos de obras medianas. Si bien estos fondos se realizan hace años, recién para esta temporada se perfeccionaron. El problema de todo esto es que las medidas llegan tarde, ya que si se le hubiese tomado el peso en su momento, hoy las consecuencias no serían tan nefastas. El director del Centro de Estudios de Zonas Áridas asegura que “en la urgencia el Estado reacciona, pero a veces se deja de lado lo importante y se necesita una visión de Estado a largo plazo”.

Frente a esto el Consejo de Ministros de la CNR está trabajando en un plan de embalses que permitirá aumentar el volumen de aguas acumuladas, también se está levantando el Plan de Riego Regional, el cual mediante 23 estudios se determinará la demanda de infraestructura y otras necesidades que requieren los agricultores. De hecho, según detalla Grez se construirán ocho grandes embalses, 15 pequeños y se reahabilitarán 10, lo que se sumará al proyecto de microembalses de financiados por la Ley de Fomento.

Esto es de suma importancia, ya que los embalses son uno de los mecanismo más importantes para guardar agua en tiempos de sequía.

Embalse Laja

Pero no sólo eso, ya que también se avanza en una política nacional para construir plantas desalinizadoras a lo largo del país. “Es urgente definir una política nacional de plantas desalinizadoras que considere el modelo de construcción y de administración de estas plantas. Nos han trasmitido la decisión del gobierno de empezar a diseñar una política de Estado en relación a la construcción de las plantas y mi preocupación es quien regula la entrega del agua de mar, porque no está normado”, dijo la senadora Adriana Muñoz, presidenta de la Comisión Especial de Recursos Hídricos, Desertificación y Sequía. Esto es de suma importancia y podría ser un gran aporte para la nación, sobre todo si se considera la gran cantidad de recursos hídricos que consumen las empresas mineras del norte del país.

Las soluciones urgen. El cambio climático está generando una nueva e irreversible fisonomía a lo largo del país. Y debido a la poca previsión del Estado, está llevando a que la situación cada vez se vuelva más crítica. Urge un plan para mitigar los efectos de la sequía, porque en caso contrario, los alimentos comenzarán a escasear y los precios se dispararán. En Chile no hay una conciencia del agua, y es necesario que esto cambie lo antes posible, para que el país pueda adaptarse de la mejor manera a este nuevo escenario que llegó para quedarse.

Fuente: http://www.eldinamo.cl/ambiente/2015/03/23/cambio-climatico-efectos-chile-norte-desertifica-sur-sequias/


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